prevención y acción
Un daño accesorio que nos trajo la pandemia fue “Prevención y acción”, el programa del presidente Duque que se transmite de lunes a viernes de 6:00 a 7:00 pm. Es curioso porque, además de ser un derroche espectacular de tiempo y recursos, en el Gobierno Duque no hemos visto ni prevención ni acción. Recientemente el Gobierno dio una muestra de esto: su incapacidad para hacer frente a los estragos del huracán Iota en el archipiélago de San Andrés y Providencia. Por una parte, la prevención fue nula; por la otra, la acción ha sido insuficiente.
El huracán, por supuesto, no es culpa de Duque. Lo que sí es responsabilidad del Gobierno es la prevención y atención del desastre. Desde mucho antes de que el huracán llegara a territorio colombiano se había advertido por distintos servicios meteorológicos el peligro que representaba Iota para el archipiélago. El National Hurricane Center declaró la advertencia de huracán para Providencia horas antes del desastre. Duque ha dado a entender que Iota era una calamidad natural inevitable e imprevisible que “en cuestión de horas pasó de tormenta a huracán categoría 5”. Eso es falso, lo que muestra no solo la pasividad del Gobierno, sino también su talante mentiroso.
En este punto podría preguntarse por qué el peso recae sobre el Gobierno Nacional y no sobre el Gobierno Regional. Si bien los alcaldes y gobernadores son una pieza clave en la prevención y atención de desastres, es el Presidente de la República quien lidera el Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de desastres. En este sentido, la responsabilidad de prevención está en cabeza del presidente Duque, y esa gestión ha sido, cuanto menos, insatisfactoria. El país tiene una deuda histórica con el archipiélago de San Andrés y Providencia, y este Gobierno, como otros que lo han precedido, no ha logrado saldarla.
Si en términos de prevención el Gobierno se raja, en términos de acción la situación es apenas un poco mejor. Ya se han puesto en marcha planes de rescate y ayudas para los damnificados, pero hasta el momento no ha logrado atenderse satisfactoriamente la emergencia. Como lo han reportado distintos medios de comunicación, la evacuación ha sido desorganizada. Las ayudas también han sido insuficientes. Hasta el momento, Providencia sigue sin servicio eléctrico y sin agua. Hay que reconocer que la atención del desastre es una tarea monumental y el Gobierno ha empezado a encargarse de ella. Pero lo que falta es mucho, y no debemos dejar de exigir una reacción pronta y efectiva.
Yo no creo que el Gobierno Duque actúe de manera mal intencionada. No obstante, creo que sí le ha faltado pericia y diligencia frente al desastre del huracán Iota. Es cierto que nunca un huracán de la categoría de Iota había llegado a suelo colombiano. No obstante, el daño está hecho, el desastre ya ocurrió y el archipiélago está destrozado. Espero que el Gobierno pueda implementar con éxito los planes de atención que ha diseñado. En el entretanto, es deber de quienes podamos hacerlo contribuir de manera solidaria con las personas que perdieron todo en cuestión de horas.
Sergio Hernández
Estudiante de Derecho y Economía
El huracán, por supuesto, no es culpa de Duque. Lo que sí es responsabilidad del Gobierno es la prevención y atención del desastre. Desde mucho antes de que el huracán llegara a territorio colombiano se había advertido por distintos servicios meteorológicos el peligro que representaba Iota para el archipiélago. El National Hurricane Center declaró la advertencia de huracán para Providencia horas antes del desastre. Duque ha dado a entender que Iota era una calamidad natural inevitable e imprevisible que “en cuestión de horas pasó de tormenta a huracán categoría 5”. Eso es falso, lo que muestra no solo la pasividad del Gobierno, sino también su talante mentiroso.
En este punto podría preguntarse por qué el peso recae sobre el Gobierno Nacional y no sobre el Gobierno Regional. Si bien los alcaldes y gobernadores son una pieza clave en la prevención y atención de desastres, es el Presidente de la República quien lidera el Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de desastres. En este sentido, la responsabilidad de prevención está en cabeza del presidente Duque, y esa gestión ha sido, cuanto menos, insatisfactoria. El país tiene una deuda histórica con el archipiélago de San Andrés y Providencia, y este Gobierno, como otros que lo han precedido, no ha logrado saldarla.
Si en términos de prevención el Gobierno se raja, en términos de acción la situación es apenas un poco mejor. Ya se han puesto en marcha planes de rescate y ayudas para los damnificados, pero hasta el momento no ha logrado atenderse satisfactoriamente la emergencia. Como lo han reportado distintos medios de comunicación, la evacuación ha sido desorganizada. Las ayudas también han sido insuficientes. Hasta el momento, Providencia sigue sin servicio eléctrico y sin agua. Hay que reconocer que la atención del desastre es una tarea monumental y el Gobierno ha empezado a encargarse de ella. Pero lo que falta es mucho, y no debemos dejar de exigir una reacción pronta y efectiva.
Yo no creo que el Gobierno Duque actúe de manera mal intencionada. No obstante, creo que sí le ha faltado pericia y diligencia frente al desastre del huracán Iota. Es cierto que nunca un huracán de la categoría de Iota había llegado a suelo colombiano. No obstante, el daño está hecho, el desastre ya ocurrió y el archipiélago está destrozado. Espero que el Gobierno pueda implementar con éxito los planes de atención que ha diseñado. En el entretanto, es deber de quienes podamos hacerlo contribuir de manera solidaria con las personas que perdieron todo en cuestión de horas.
Sergio Hernández
Estudiante de Derecho y Economía