ser animal: crear, imaginar
Krisis: estruendo, instante enardecido “al cabo del cual el enfermo o bien morirá o bien, por una reacción saludable, provocada por la crisis misma, empezará su momento de curación”. Krisis: decisión. Krisis: grietas, desequilibrio, vértigo, caída aquí, caída allá, hundirse, uñas sí, uñas no, cuerpo casi vivo, cuerpo casi muerto, picapala, moneda girando, esfinge sorda, oráculo que desaparece sin pronunciar palabra. O morir o seguir siendo moribundo. Entre sombras y colmillos, entre espada y abismo (la pared se derrumbó). Decisión: o perecemos u optamos por la esperanza de la salud, de la fiebre que se acalla, de otra ventana por donde asomarse a mirarlo todo. Salud: vida sí, pero no vida como hasta ahora. Vida como hasta ahora: moribundos, krisis.
Comunidad como figura: líneas disparejas, paralelas, entrecortándose, superponiéndose, fugándose; trazos en la arena, después sobre las piedras, luego caminos, luego calles, avenidas, autopistas; miramos absortos las de nuestras manos. Comunidad como tejido: malla alterada, colorida, húmeda, radiante. Comunidad como entramado: voces sobre voces, aullidos sobre aullidos, fuego sobre fuego, balsa sobre balsa, piedra sobre piedra, continente tras continente, llanto sobre llanto, miedo sobre miedo, lágrima sobre lágrima, cuerpo sobre cuerpo, orgásmo sobre orgásmo, hijo sobre hijo, generación sobre generación. Comunidad como significado, como y con un sentido: jardín, colegio, universidad, trabajo, trabajo, trabajo, producir, consumir, economía, crecer, progresar, desarrollo, desarrollo, desarrollo, familia, sociedad, política, poder, historia, memoria, olvido, guerra, paz, democracia, Estado, unión entre Estados, arte, placer, comida, filosofía, sueños, dioses, iglesias de todas las clases, muertos que vuelven, muertos que hablan, gusanos, muertos descompuestos, amor, salud, edad, tiempo, tierra, raíces, calor y más calor, sequía y más sequía, ola más alta que la anterior, ciudad más baja que la ola.
Sociedad como magma: líquido ardiente que en cualquier momento puede saltar hacia un lado o hacia otro para regenerarse, para extinguirse, para juntarse a otro color que hierve, a otra superficie que tirita. Dentro del magma: partículas, átomos, moléculas, cuerpos, materia dónde todo debe de ser inquietud y oscilación porque, de lo contrario, viene el frío, viene el agua, y el magma deviene fósil, deviene roca inerte, sepultada en el fondo del mar. Átomo del magma: yo, un ser animal. Ser animal: materia, carne, temblar, correr, comer, orinar, defecar, dormir, reproducirse, gritar, hablar, guarnecerse, mojarse, morir. Ser animal: crear, imaginar. Mesa, bombillo, libro, computador, pocillo, cortina, cuadro, tambor: todas imaginaciones, todas creaciones. El lenguaje es una corriente de aire a la que le dimos nombre. Todo lo que alcanzamos con la vista, con el tacto, con el olfato, con el oído, con el gusto, lo imaginamos o creamos. Nosotros, magma, agitados, nerviosos, quién sabe por qué movimientos internos, por qué restos de sueños (los sueños alimentan el día, no es el día el que alimenta los sueños), por qué imágenes repetitivas, por qué deseos heredados, le fuimos dando forma a las fronteras que nos limitan, a las palabras que nos sirven de proyectil, a las instituciones, a las normas, a los odios, a los perdones. Somos el resultado de lo que imaginamos y de lo que otros imaginaron por nosotros. Todo manifiesto, toda constitución, es un ejercicio de imaginación: “creación incesante social-histórica-psíquica de figuras, formas, imágenes, es decir, producción de significaciones colectivas.”
“Yo creo que, yo opino que, yo pienso que”: átomo del magma buscando de dónde asirse, qué otro contorno adoptar, qué otra silueta devenir. Si imagino, tomo algo de lo que veo, pero también borro. Crear es destruir. La chispa salta de la piedra que la produjo y se aleja de ella para ser fuego en otra parte, de otro modo. Pero la chispa no olvida a la piedra, reconoce que de ella surgió. Crear es destruir recordando qué se destruye, por qué se destruye, con qué fin. “Ser otro sujeto, ser otra sociedad, es destruir lo que antes era”.
David Santiago Mena Luengas
Estudiante de Filosofía
Comunidad como figura: líneas disparejas, paralelas, entrecortándose, superponiéndose, fugándose; trazos en la arena, después sobre las piedras, luego caminos, luego calles, avenidas, autopistas; miramos absortos las de nuestras manos. Comunidad como tejido: malla alterada, colorida, húmeda, radiante. Comunidad como entramado: voces sobre voces, aullidos sobre aullidos, fuego sobre fuego, balsa sobre balsa, piedra sobre piedra, continente tras continente, llanto sobre llanto, miedo sobre miedo, lágrima sobre lágrima, cuerpo sobre cuerpo, orgásmo sobre orgásmo, hijo sobre hijo, generación sobre generación. Comunidad como significado, como y con un sentido: jardín, colegio, universidad, trabajo, trabajo, trabajo, producir, consumir, economía, crecer, progresar, desarrollo, desarrollo, desarrollo, familia, sociedad, política, poder, historia, memoria, olvido, guerra, paz, democracia, Estado, unión entre Estados, arte, placer, comida, filosofía, sueños, dioses, iglesias de todas las clases, muertos que vuelven, muertos que hablan, gusanos, muertos descompuestos, amor, salud, edad, tiempo, tierra, raíces, calor y más calor, sequía y más sequía, ola más alta que la anterior, ciudad más baja que la ola.
Sociedad como magma: líquido ardiente que en cualquier momento puede saltar hacia un lado o hacia otro para regenerarse, para extinguirse, para juntarse a otro color que hierve, a otra superficie que tirita. Dentro del magma: partículas, átomos, moléculas, cuerpos, materia dónde todo debe de ser inquietud y oscilación porque, de lo contrario, viene el frío, viene el agua, y el magma deviene fósil, deviene roca inerte, sepultada en el fondo del mar. Átomo del magma: yo, un ser animal. Ser animal: materia, carne, temblar, correr, comer, orinar, defecar, dormir, reproducirse, gritar, hablar, guarnecerse, mojarse, morir. Ser animal: crear, imaginar. Mesa, bombillo, libro, computador, pocillo, cortina, cuadro, tambor: todas imaginaciones, todas creaciones. El lenguaje es una corriente de aire a la que le dimos nombre. Todo lo que alcanzamos con la vista, con el tacto, con el olfato, con el oído, con el gusto, lo imaginamos o creamos. Nosotros, magma, agitados, nerviosos, quién sabe por qué movimientos internos, por qué restos de sueños (los sueños alimentan el día, no es el día el que alimenta los sueños), por qué imágenes repetitivas, por qué deseos heredados, le fuimos dando forma a las fronteras que nos limitan, a las palabras que nos sirven de proyectil, a las instituciones, a las normas, a los odios, a los perdones. Somos el resultado de lo que imaginamos y de lo que otros imaginaron por nosotros. Todo manifiesto, toda constitución, es un ejercicio de imaginación: “creación incesante social-histórica-psíquica de figuras, formas, imágenes, es decir, producción de significaciones colectivas.”
“Yo creo que, yo opino que, yo pienso que”: átomo del magma buscando de dónde asirse, qué otro contorno adoptar, qué otra silueta devenir. Si imagino, tomo algo de lo que veo, pero también borro. Crear es destruir. La chispa salta de la piedra que la produjo y se aleja de ella para ser fuego en otra parte, de otro modo. Pero la chispa no olvida a la piedra, reconoce que de ella surgió. Crear es destruir recordando qué se destruye, por qué se destruye, con qué fin. “Ser otro sujeto, ser otra sociedad, es destruir lo que antes era”.
David Santiago Mena Luengas
Estudiante de Filosofía