una convención nacional alternativa en 2022
En días anteriores, Gustavo Petro respondió a la invitación hecha por Humberto de la Calle en una columna pública en El Espectador. Los ex candidatos presidenciales discuten la ya conocida necesidad de una candidatura única de cara al 2022 en defensa del Acuerdo de Paz, y que evite una nueva llegada del uribismo a la Casa de Nariño. El “era gol de Yepes” de la política reciente, es ese café que nunca se tomaron Fajardo y de la Calle en 2018 y esas promesas de apoyo que se llevó el viento en dicha elección presidencial. Consciente de que el país no aguanta el ritmo al cual el gobierno Duque desgasta las instituciones y torpedea el Acuerdo, con la esperanza de que me lean, les tengo una propuesta al Senado, al ex negociador y a todos los sectores alternativos de cara a 2022: una gran Convención Nacional para escoger candidato único y un programa común.
Varios son los que han manifestado su intención de unirse a la carrera en 2022: Camilo Romero, Iván Marulanda, Juan Manuel Galán, Jorge Robledo. Otros han nominado a Ángela Robledo, a Alejandro Gaviria. Por declaraciones, sabemos ya que Fajardo y Petro competirán una vez más por la presidencia. Si realizamos una consulta el día de las Legislativas, como hace 2 años, los candidatos de menos presencia nacional, no tendrán la más mínima chance y se formarán 2 bloques: el que busca parar a Petro y el que quiere evitar a Fajardo a toda costa. Cada uno recibirá los resultados en su sede de campaña y podrá bajarse del bus o apoyar desde la lejanía haciendo imperar las diferencias. Los ataques y murmullos entre dientes de por qué esta consulta, por qué este mecanismo, de por qué tengo menos figuración que el otro, hundirían desde el inicio la coalición.
En cambio, los propongo el sueño de que Colombia Humana, la UP, Compromiso Ciudadano, los Verdes, el Polo, los disidentes liberales y ex ministros santistas, nombren delegados entre sus figuras principales, sus ideólogos y elegidos a cargos delegados, a sus afiliados y militantes también les concedan el mismo estatus, los liberen del voto en bancada y nos reunamos por el tiempo necesario en una sola ciudad. Debatir y votar primero, punto por punto, un programa, una columna vertebral que todos prometen apoyar y declarando su independencia en diferencias fundamentales. Posteriormente, abrir a todos los precandidatos la tarima, una semana de debates donde todos reciban el mismo cubrimiento mediático y el mismo tiempo de palabra. Ya sea con eliminaciones diarias donde se mide el desempeño o con un gran sprint final donde el ganador se lleva todo. Candidatos que nunca hemos considerados viables, pero de gran aceptación entre la ciudadanía podrían atraer delegados de todos los sectores entorno a su figura y volver este mecanismo uno donde sobresalgan las posiciones, propuestas y creencias más que la conciencia que se tenga o no a nivel nacional de un nombre en política. Colombia, bastante conservadora en sus mecanismos de voto, podría experimentar, de manera inédita, con sistemas de voto como el orden de preferencia, un nuevo horizonte electoral. Por ejemplo, siguiendo el sistema de voto de orden de preferencia, se puede plantear el siguiente escenario: a x le gusta Camilo Romero, pero siente que Petro es el único que tiene chances; al igual que x, muchas personas pensaran igual, y el gobernador de Nariño podría ser ungido candidato al ser primero en preferencias, pero segundo en la manifestación del voto; finalmente, su compañero de fórmula, el de Romero, podría ser propuesto por los delegados, buscando equilibrar. Una vez escogido el candidato, todos están en tarima, nadie se puede escapar ni irse, tendrá que tomar la mano del/la ganador/a frente a la Convención y el país.
Se podría dar cátedra de disciplina partidista, sentar un precedente para un nuevo mecanismo de participación y responsabilidad frente a la ciudadanía. Construir una unión en capacidad de ganar el poder en 2022 y reencauzar al país en el camino de la paz.
Esteban Salazar Pardo
Estudiante de Ciencia Política
Varios son los que han manifestado su intención de unirse a la carrera en 2022: Camilo Romero, Iván Marulanda, Juan Manuel Galán, Jorge Robledo. Otros han nominado a Ángela Robledo, a Alejandro Gaviria. Por declaraciones, sabemos ya que Fajardo y Petro competirán una vez más por la presidencia. Si realizamos una consulta el día de las Legislativas, como hace 2 años, los candidatos de menos presencia nacional, no tendrán la más mínima chance y se formarán 2 bloques: el que busca parar a Petro y el que quiere evitar a Fajardo a toda costa. Cada uno recibirá los resultados en su sede de campaña y podrá bajarse del bus o apoyar desde la lejanía haciendo imperar las diferencias. Los ataques y murmullos entre dientes de por qué esta consulta, por qué este mecanismo, de por qué tengo menos figuración que el otro, hundirían desde el inicio la coalición.
En cambio, los propongo el sueño de que Colombia Humana, la UP, Compromiso Ciudadano, los Verdes, el Polo, los disidentes liberales y ex ministros santistas, nombren delegados entre sus figuras principales, sus ideólogos y elegidos a cargos delegados, a sus afiliados y militantes también les concedan el mismo estatus, los liberen del voto en bancada y nos reunamos por el tiempo necesario en una sola ciudad. Debatir y votar primero, punto por punto, un programa, una columna vertebral que todos prometen apoyar y declarando su independencia en diferencias fundamentales. Posteriormente, abrir a todos los precandidatos la tarima, una semana de debates donde todos reciban el mismo cubrimiento mediático y el mismo tiempo de palabra. Ya sea con eliminaciones diarias donde se mide el desempeño o con un gran sprint final donde el ganador se lleva todo. Candidatos que nunca hemos considerados viables, pero de gran aceptación entre la ciudadanía podrían atraer delegados de todos los sectores entorno a su figura y volver este mecanismo uno donde sobresalgan las posiciones, propuestas y creencias más que la conciencia que se tenga o no a nivel nacional de un nombre en política. Colombia, bastante conservadora en sus mecanismos de voto, podría experimentar, de manera inédita, con sistemas de voto como el orden de preferencia, un nuevo horizonte electoral. Por ejemplo, siguiendo el sistema de voto de orden de preferencia, se puede plantear el siguiente escenario: a x le gusta Camilo Romero, pero siente que Petro es el único que tiene chances; al igual que x, muchas personas pensaran igual, y el gobernador de Nariño podría ser ungido candidato al ser primero en preferencias, pero segundo en la manifestación del voto; finalmente, su compañero de fórmula, el de Romero, podría ser propuesto por los delegados, buscando equilibrar. Una vez escogido el candidato, todos están en tarima, nadie se puede escapar ni irse, tendrá que tomar la mano del/la ganador/a frente a la Convención y el país.
Se podría dar cátedra de disciplina partidista, sentar un precedente para un nuevo mecanismo de participación y responsabilidad frente a la ciudadanía. Construir una unión en capacidad de ganar el poder en 2022 y reencauzar al país en el camino de la paz.
Esteban Salazar Pardo
Estudiante de Ciencia Política