un daño irreparable
El daño que está haciendo Francisco Barbosa, a la ya lacerada institución de la Fiscalía, no tiene nombre. Como señaló Sergio Hernández en su primer artículo para Pazo a Pazo, el nuevo líder del ente acusador ya veía el camino de para arriba desde su llegada al cargo; los retos por delante se veían titánicos. La Fiscalía es de las entidades con una de las imágenes más erosionadas a los ojos de la opinión pública: vive cazando peleas con el resto de la rama, gusta del linchamiento mediático por redes sociales antes, siquiera, de litigar y, para terminar, el papel del ex fiscal Martínez fue controversial por impedimentos y declaraciones. Barbosa no se salva de los ataques, pese a su destacable formación académica. Por ejemplo, de él se puede decir que no es penalista, que no tuvo problema en cambiar su posición frente al Proceso de Paz luego de ser excluido de las listas de la JEP y, la cereza del pastel, es que es mejor amigo confeso del presidente Duque.
Tan macondiana como siempre, Colombia no lo dejó sin tela que cortar. En su estreno como Fiscal lo recibió la Ñeñe Política, el escándalo de Aída Merlano, y sus posteriores confesiones, que se sumaron a la ya larga lista de bochornosos eventos en nuestro platanal. Poco supimos de tan escandalosos temas, ni circular hubo. Sin embargo, no se necesitó de mucho para que, a la piedra en el zapato de su amigo el Presidente, se le abriera una investigación en su contra. Ahí el Fiscal hizo su gran entrada. López y Lozano no estaban contagiadas, no pusieron en peligro a nadie, no había delito; la multa y el “escarmiento” público son suficientes. Ahora que el Fiscal se llevó a su esposa, a su hija y una amiga de ésta a San Andrés, usando recursos públicos con fines personales y violando las regulaciones actuales por COVID-19, ¿habrá el mismo rasero?
No obstante, aunque lo anterior parece la mayor prueba del poco conocimiento que tiene Barbosa sobre el rol que está desempeñando, la imputación de cargos a los militares que abusaron de una menor de edad Embera fue la gota que rebosó el vaso. El Fiscal, en un afán por mostrar su mano dura, en una pomposa rueda de prensa, anunció la captura de los responsables y la imputación de acceso carnal abusivo que da de 10 a 30 años de cárcel. Nuestro intrépido fiscal está insinuando que una menor indígena de 12 años consintió en mantener relaciones sexuales con casi una decena de adultos. La realidad es que esos hombres, con el poder que les confería el uniforme, violaron en manada a uno de los sujetos más vulnerables de nuestra sociedad: una menor de edad, mujer e indígena. Fue un acceso carnal VIOLENTO, una violación en manada y el más vil abuso de la autoridad y de la confianza que supone el uniforme de las fuerzas armadas. Muy duros y populistas se mostraron defendiendo su reforma a la Constitución con cadena perpetua para abusadores, pero en el momento de sancionar con una verdadera pena alta, hasta 60 años, a una pandilla de violadores, les tembló la mano. A los partisanos de este gobierno, aunque no lo dicen abiertamente, los acecha, cada vez más, el resquebrajamiento de sus narrativas con evidentes actos de hipocresía y doble moral.
Señor Fiscal, usted no está para perseguir mediáticamente a los detractores del presidente: la Fiscalía no es la valla política para su posible candidatura en 2022. En cambio, sí es un ente vital para un país que se acostumbró a vivir entre delitos impunes y atrocidades como las que sufrió la menor abusada por esos militares. Usted, Fiscal, pasó, en pocos meses, de alardear sobre la mejor Fiscalía, a convencernos de que la única salida, para el fiasco de gestión que está adelantando, es su renuncia. “Las instituciones solo son tan grandes como aquellos (y aquellas) que las manejan.”
Esteban Salazar
Estudiante de Derecho y Ciencia Política
Tan macondiana como siempre, Colombia no lo dejó sin tela que cortar. En su estreno como Fiscal lo recibió la Ñeñe Política, el escándalo de Aída Merlano, y sus posteriores confesiones, que se sumaron a la ya larga lista de bochornosos eventos en nuestro platanal. Poco supimos de tan escandalosos temas, ni circular hubo. Sin embargo, no se necesitó de mucho para que, a la piedra en el zapato de su amigo el Presidente, se le abriera una investigación en su contra. Ahí el Fiscal hizo su gran entrada. López y Lozano no estaban contagiadas, no pusieron en peligro a nadie, no había delito; la multa y el “escarmiento” público son suficientes. Ahora que el Fiscal se llevó a su esposa, a su hija y una amiga de ésta a San Andrés, usando recursos públicos con fines personales y violando las regulaciones actuales por COVID-19, ¿habrá el mismo rasero?
No obstante, aunque lo anterior parece la mayor prueba del poco conocimiento que tiene Barbosa sobre el rol que está desempeñando, la imputación de cargos a los militares que abusaron de una menor de edad Embera fue la gota que rebosó el vaso. El Fiscal, en un afán por mostrar su mano dura, en una pomposa rueda de prensa, anunció la captura de los responsables y la imputación de acceso carnal abusivo que da de 10 a 30 años de cárcel. Nuestro intrépido fiscal está insinuando que una menor indígena de 12 años consintió en mantener relaciones sexuales con casi una decena de adultos. La realidad es que esos hombres, con el poder que les confería el uniforme, violaron en manada a uno de los sujetos más vulnerables de nuestra sociedad: una menor de edad, mujer e indígena. Fue un acceso carnal VIOLENTO, una violación en manada y el más vil abuso de la autoridad y de la confianza que supone el uniforme de las fuerzas armadas. Muy duros y populistas se mostraron defendiendo su reforma a la Constitución con cadena perpetua para abusadores, pero en el momento de sancionar con una verdadera pena alta, hasta 60 años, a una pandilla de violadores, les tembló la mano. A los partisanos de este gobierno, aunque no lo dicen abiertamente, los acecha, cada vez más, el resquebrajamiento de sus narrativas con evidentes actos de hipocresía y doble moral.
Señor Fiscal, usted no está para perseguir mediáticamente a los detractores del presidente: la Fiscalía no es la valla política para su posible candidatura en 2022. En cambio, sí es un ente vital para un país que se acostumbró a vivir entre delitos impunes y atrocidades como las que sufrió la menor abusada por esos militares. Usted, Fiscal, pasó, en pocos meses, de alardear sobre la mejor Fiscalía, a convencernos de que la única salida, para el fiasco de gestión que está adelantando, es su renuncia. “Las instituciones solo son tan grandes como aquellos (y aquellas) que las manejan.”
Esteban Salazar
Estudiante de Derecho y Ciencia Política